lunes, 31 de octubre de 2011

Idioma Español

El idioma español o castellano es una lengua romance del grupo ibérico. Es uno de los seis idiomas oficiales de la ONU[20] y, tras el chino mandarín, es la lengua más hablada del mundo por el número de personas que la tienen como lengua materna.Es también idioma oficial en varias de las principales organizaciones político-económicas internacionales (UE, UA, OEA, OEI, TLCAN, Unasur, Caricom, y el Tratado Antártico, entre otras). Lo hablan como primera y segunda lengua entre 450[32] y 500[33] millones de personas, pudiendo ser la tercera lengua más hablada considerando los que lo hablan como primera y segunda lengua.[34] Por otro lado, el español es el segundo idioma más estudiado en el mundo tras el inglés,[35] con más de 20 millones de estudiantes,[36] si bien otras fuentes indican que se superan los 46 millones de estudiantes distribuidos en 90 países,[37] y la tercera lengua más usada en Internet (7,8% del total).[38]
El español, como las otras lenguas romances, es una continuación moderna del latín hablado (denominado latín vulgar), desde el siglo III, que tras el desmembramiento del Imperio romano fue divergiendo de las otras variantes del latín que se hablaban en las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas romances. Debido a su propagación por América, el español es, con diferencia, la lengua romance que ha logrado mayor difusión.
Aspectos históricos, sociales y culturales

Nombre de la lengua

Etimología

Según la Real Academia Española de la lengua, la palabra español procede del provenzal espaignol, y éste del latín medieval Hispaniolus, que significa de Hispania, España.
Hispaniolus procede de la denominación latina de la provincia de "Hispania" que incluía a la Península Ibérica y a las Baleares o, más bien, de su forma ultracorrecta. Cabe recordar que en latín tardío no se pronunciaba la h, pero por motivos eufónicos, se añadía una e- a las palabras que empezaban con s+consonante. En consecuencia, se creía que la forma escrita correcta de Hispaniolus era Spaniolus (Cf. italiano: storia por historia).
Otra teoría afirma que Spaniolus (literalmente hispanito, españolito) procede del occitano espaignol. Menéndez Pidal ofrece otra explicación etimológica: el clásico hispanus o hispánicus tomó en latín vulgar el sufijo -one (como en borgoñón, bretón, frisón, lapón, sajón, etc) y de *hispanione se pasó en castellano antiguo a españón, "luego disimilando las dos nasales se llegó a español, con la terminación -ol, que no se usa para significar naciones".[40]
La otra denominación, castellano, procede del latín Castellanus, que significa de Castilla, reino medieval situado en la parte central de la península ibérica.[41]

Polémica en torno a «español» o «castellano»

La polémica en torno a los términos «español» y «castellano» estriba en si resulta más apropiado denominar a la lengua hablada en Hispanoamérica, en España y en otras zonas hispanoparlantes con uno u otro término, o bien si ambas son formas perfectamente sinónimas y aceptables.
Como muchas de las controversias relacionadas con la denominación de una lengua identificable con un determinado territorio (español con España, y castellano con Castilla), o que lleva aparejada una ideología o un pasado histórico que provoca rechazo, o que implica una lucha en favor de una denominación única para facilitar su identificación internacional y la localización de las producciones en dicha lengua (por ejemplo, en redes informáticas), la controversia es de raíz ideológica, política y económica.
Desde el punto de vista estrictamente lingüístico, no hay preferencias por una denominación u otra. La ciencia lingüística, siempre que no actúe ideológicamente, se limita a estudiar y caracterizar la complejidad de los sistemas lingüísticos interrelacionados que componen un diasistema o lengua histórica (como conjunto más o menos complejo de variedades geolectales, sociolectales y funcionales, variables a su vez en el tiempo), y, terminológicamente, a recoger los diversos usos denominativos de una lengua o familia de variedades. Para la lingüística, pues, ambos términos son válidos a la hora de designar el diasistema de la lengua histórica llamada popular y oficialmente «castellana» o «española».
En el ámbito normativo prescriptivo, según la normativa establecida por los principales organismos de política lingüística del área hispanohablante en lo relativo a la codificación del estándar idiomático (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española), «castellano» y «español» son términos sinónimos, aunque el Diccionario panhispánico de dudas, obra de esta misma institución de carácter normativo, señala: «El término español resulta más recomendable por carecer de ambigüedad, ya que se refiere de modo unívoco a la lengua que hablan hoy cerca de cuatrocientos millones de personas. Asimismo, es la denominación que se utiliza internacionalmente (Spanish, espagnol, Spanisch, spagnolo, etc.)».[42]
Asimismo, el diccionario normativo editado por la Real Academia Española de la Lengua y la Asociación de Academias de la Lengua Española se titula Diccionario de la lengua española.[43]
Historia

Una página del Cantar de mio Cid.
La historia del idioma español comienza con el latín vulgar del Imperio romano, concretamente con el de la zona central del norte de Hispania. Tras la caída del Imperio romano en el siglo V, la influencia del latín culto en la gente común fue disminuyendo paulatinamente. El latín hablado de entonces fue el fermento de las variedades romances hispánicas, origen de la lengua española. En el siglo VIII, la invasión musulmana de la Península Ibérica hace que se formen dos zonas bien diferenciadas. En Al-Ándalus, se hablarán los dialectos romances englobados con el término mozárabe (esto es, influidos por el árabe), además de las lenguas de la minoría extranjera-invasora alóctona (árabe y bereber). Mientras, en la zona en que se forman los reinos cristianos desde pocos años después del inicio de la dominación musulmana, comenzará una evolución divergente, en la que surgen varias modalidades romances: la catalana, la navarro-aragonesa, la castellana, la astur-leonesa y la gallego-portuguesa.
A partir de finales del siglo XI es cuando comienza un proceso de asimilación o nivelación lingüística, principalmente, entre los dialectos románicos centrales de la península ibérica: astur-leonés, castellano y navarro-aragonés, pero también del resto. Este proceso es el que dará como resultado la formación de una lengua común española, el español.[44] Cada vez son más los filólogos que defienden esta teoría (Ridruejo, Penny, Tuten, Fernández-Ordóñez). Sin embargo, otros filólogos siguen defendiendo los postulados pidalianos del predominio del dialecto castellano en la formación del español y su expansión por un proceso de castellanización por el resto de territorios peninsulares.
El dialéctico románico castellano, uno de los precursores de la lengua española, se originó en el condado medieval de Castilla (sur de Cantabria y norte de Burgos), con influencia vasca y visigótica. Los textos más antiguos que contienen rasgos y palabras de lo que será el castellano son los documentos escritos en latín y conocidos como Cartularios de Valpuesta,[45] conservados en la iglesia de Santa María de Valpuesta (Burgos),[46] un conjunto de textos que constituyen copias de documentos, algunos escritos en fecha tan temprana como el siglo IX. El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua concluyó que «ese latín "estaba tan alejado de la rectitud, presentaba un estado tan evolucionado o corrompido" que, asegura, "se puede concluir que la lengua de los becerros de Valpuesta es una lengua latina asaltada por una lengua viva, de la calle y que se cuela en estos escritos"».[47] Las Glosas Emilianenses de finales del siglo X o principios del XI, conservadas en el Monasterio de Yuso en San Millán de la Cogolla (La Rioja), fueron consideradas por Ramón Menéndez Pidal como el testimonio más antiguo de lengua española. Sin embargo, posteriormente se demostró que las formas escritas en esos documentos corresponden al romance navarro-aragonés, no al romance castellano.[48]

Evolución de las lenguas del sur de Europa.
Un momento decisivo en el afianzamiento del idioma español se dio durante el reinado de Alfonso X de Castilla y León, (1252-1284).[49] Si los cantares de gesta estaban escritos en esa lengua vulgar -el español- y por eso mismo eran populares, podría pensarse que las obras cultas y literarias producidas en la Corte del citado rey deberían ser redactadas en latín, única lengua culta que toda la Europa cristiana había admitido hasta esa época; por eso resultó una verdadera revolución cultural el hecho de que Alfonso X el Sabio decidiese dirigir un buen número de obras de elevada cultura redactadas en un idioma hasta entonces desairado por las personas letradas por considerarlo demasiado prosaico. Esto dio lugar al reconocimiento oficial del español, que podía alternar desde entonces con el latín, un idioma respetado por todas las personas ilustradas.[50]
El español se extendió por la península durante la Baja Edad Media debido a la continua expansión de los reinos cristianos en este período,en la llamada Reconquista. La incorporación a la Corona de Castilla de los reinos de León y Galicia con Fernando III de Castilla y la introducción de una dinastía castellana en la Corona de Aragón con Fernando I de Aragón y más tarde, la unión final peninsular con los Reyes Católicos acrecentaron la asimilación y nivelación lingüística entre los dialectos de los diferentes reinos.

Antonio de Nebrija autor de la Gramática, la primera gramática de una lengua europea moderna.
En el siglo XV la lengua común española se había introducido en gran parte de la Península Ibérica. En 1492 el sevillano Antonio de Nebrija publicó en Salamanca su Grammatica, primer tratado de gramática de la lengua española, y también primero de una lengua europea moderna.[51]
Se estima que a mediados del siglo XVI el 80% de los españoles hablaba español.[52] En esa época ya había comenzado el reajuste consonántico, que significó la reducción del sistema de fonémico al pasar de seis consonantes sibilantes a sólo una o dos según la variedad.
La colonización de América, iniciada en el siglo XVI expandió el idioma español por la mayor parte del continente americano. Tras conseguir la independencia los nuevos estados americanos iniciaron procesos de unificación lingüística que terminaron de extender el idioma español a través de todo ese continente, desde California hasta Tierra del Fuego.
En España, desde la época de los borbones, se produjo una política centralista de unificación lingüística y consiguiente minorización del resto de lenguas vernáculas en favor de la lengua común española,[53] A lo largo del siglo XVII y XVIII surgen infinidad de publicaciones periódicas y privadas en español. El primero ve la luz en Madrid en 1661 de la mano de Julián Paredes ("Gazeta"), siguiéndole numerosas publicaciones en Salamanca, León, Granada, Sevilla, Zaragoza..etc. En los territorios bilingües también comienzan a aparecer publicaciones periódicas en español. El primero fue en 1792, el Diario de Barcelona, siendo también el primer periódico en español de Cataluña. Le siguieron El Correo de Gerona (1795), Diario de Gerona (1807) y aún antes en ciudades también bilingües como Palma de Mallorca (1778), Vigo o Bilbao. En América a partir de 1770, el español pasó a ser la lengua normal en la enseñanza, en detrimento de las "lenguas generales" basadas en lenguas indígenas.
El idioma español siempre tuvo numerosas variantes que, si bien respetan el tronco principal latino, tienen diferencias de pronunciación y vocabulario, como sucede con cualquier otra lengua. A esto hay que agregar el contacto con los idiomas de las poblaciones nativas, como el aimara, chibcha, guaraní, mapudungun, maya, náhuatl, quechua, taíno y tagalo, entre otros, que hicieron también contribuciones al léxico del idioma, no solo en sus zonas de influencia, sino en algunos casos en el léxico global.

 Fuente: wikipedia  

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